🎭 Hollywood y la falsa inclusión: Cuando el discurso mata la historia
¿Alguna vez viste una película “inclusiva” y sentiste que algo no encajaba? Que los personajes parecían sacados de una checklist y no de una historia bien contada. Que en vez de emocionarte, te estaban sermoneando. Bueno… no es casualidad. Es parte del nuevo plan de Hollywood.
Lo que alguna vez fue un grito justo por mayor representación, hoy se transformó en una maquinaria de marketing disfrazada de progreso. Y sí, es manipulación emocional. De la más cínica. Vamos a hablar claro.
🧩 El casting forzado: diversidad sin alma
Claro que queremos ver historias con protagonistas diversos. Queremos mujeres fuertes, héroes latinos, romances no normativos. Lo pedimos durante años. Pero una cosa es representar, y otra muy distinta es usar esa representación como estrategia de cobertura para ocultar guiones mediocres y falta de ideas.¿De qué sirve poner a una actriz racializada al frente si su personaje está mal escrito, no tiene arco, ni profundidad, ni propósito? Si cada línea de diálogo suena como un posteo de redes sociales, ¿realmente estamos avanzando… o simplemente cambiamos una superficialidad por otra?
🔁 Remakes vacíos: las viejas historias con nueva piel
Uno de los síntomas más evidentes de este fenómeno es el remake. Disney es el caso más claro. Tomás un clásico amado por generaciones, le cambian el color de piel al protagonista o el género del personaje, pero dejan todo lo demás igual o incluso peor.
Y cuando el público critica la calidad del producto, el estudio saca la carta de siempre: “Es que no quieren inclusión”. No. Lo que no queremos es un panfleto mal hecho. Queremos buenas historias con buenos personajes, no estrategias de relaciones públicas disfrazadas de cine.
💔 Personajes planos, discursos pesados
Hoy en día, muchos personajes no existen por lo que son, sino por lo que representan. Son ideas con piernas, creadas para cumplir una agenda antes que para emocionar. Se nota. En sus frases. En cómo no evolucionan. En cómo todo su arco se resume a una idea: “Mírenme, existo, soy valiente”.
Eso no es escribir. Eso es usar a los personajes como títeres de un discurso. Y cuando el arte deja de contar historias para solo decirte lo que tenés que pensar, el cine deja de ser cine. Y se vuelve propaganda.
🧠 La trampa emocional: Si lo cuestionás, sos el malo
El golpe maestro de esta jugada es el escudo moral. Porque si cuestionás algo —por guion, por casting, por ejecución— inmediatamente te ponen la etiqueta: “intolerante”, “retrógrado”, “odiador”.
Y eso… eso es lo más perverso de todo. Porque matar el debate en nombre de la inclusión es exactamente lo contrario a lo que supuestamente están promoviendo.
🎬 ¿Y la verdadera representación?
La representación real no necesita carteles luminosos. No necesita excusas. Pasa cuando las historias son buenas, los personajes están bien construidos y la diversidad es una consecuencia natural del mundo real, no una obligación contractual.
Ejemplos hay muchos: Everything Everywhere All at Once, Moonlight, Coco, The Last of Us (serie). Todos distintos, todos potentes. Todos con personajes diversos que no necesitaban gritar quiénes eran, porque lo demostraban con lo que hacían.
🧨 Hora de romper la máscara
Esto no es un llamado a cancelar la inclusión. Todo lo contrario. Es un pedido desesperado por recuperar el alma del cine, por dejar de disfrazar mediocridad con moralismo, por volver a contar buenas historias que nos desafíen, nos representen y nos conecten de verdad.
Porque cuando el arte se convierte en panfleto, todos perdemos.
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